Sin lugar a dudas, el mes de diciembre nos gusta para celebrar o para deprimirnos, con esa fuerza bipolar y "hasta el fondo", en cualquiera de ambas circunstancias.
Los Medios Sociales este fin de año se sobrecargarán (como nunca antes en su corta historia) con mensajes SMS, tarjetas virtuales, links, videos, fotografías, perfiles nuevos, infografías (tan de moda últimamente), estatus diferentes y correrán emociones segundo a segundo. La mayor parte de ellas acompañadas de estados de ánimo alterados por el entorno y el momento, por el aquí y el ahora, sea simplemente una consecuencia del frío o bien del sentimiento natural de la Navidad y del Año Nuevo.
Sin embargo, habrá un porcentaje de personas (que no estimo pequeño y tal vez del que formamos parte tú y yo), quienes se deprimirán aún más al no recibir ese mensaje que esperaban, esa respuesta del ser amado, del grupo de amigos, la invitación al evento virtual, a la celebración en línea. Algunos se sentirán más alejados que nunca de su ecosistema social y la depresión (digital, en este caso) hará su aparición contundente.
Los síntomas comunes del estrés digital son: irritabilidad, ansiedad, decaimiento, tensiones musculares (sentirse cansado todo el día), problemas digestivos y una posible elevación de la presión, vista cansada hacia el monitor de la computadora y un ánimo por los suelos, alta frecuencia y tiempo en la red social favorita; todo ello provocado en buena medida por el cúmulo de expectativas no cubiertas generadas por la comunicación a través de las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (nTIC).
¿Qué hacer para que el impacto no tenga consecuencias tan severas? Un buen terapeuta digital, habría de sugerir cambiar el observador que se es hacia las redes sociales, hacia la telefonía celular, hacia las plataformas colaborativas Web 2.0; son simplemente herramientas y aplicaciones de nuestro entorno, pero no son las personas, ni nuestro auténtico círculo de familia-amigos, ni nuestra pequeña sociedad. Lo más sano resulte entonces alejarnos un poco de ellas, dejar que nuestra ansiedad por escribir un trino (tweet) o registrar una nota en mi muro o cambiar de perfil o revisar y contestar el mensaje nuevo en la Blackberry o el iPad se convierta en una acción para levantarse y visitar a los amigos, o llamar a casa de mis padres desde el teléfono fijo en casa u organizar un evento en mi departamento.
Mal hacemos cuando intentamos remediar la depresión digital al pasar más horas en la oficina, en los proyectos laborales, en las propias redes sociales independientemente cuál sea nuestro rol en ellas. Este remedio no es más que profundizar en el malestar. Aceptando primero nuestra necesidad, podemos tener más clara la forma de atenderla.
El amor necesita de un regazo para que se cultive día con día. A lo largo de más de 340 días (y contando) durante este año, hemos acudido vía un intermediario (medio) social a dicho regazo; es tiempo de hacer a un lado, aunque sea temporalmente mi identidad o presencia digital, para retomar la real, la única, la esencial, la original.
Toquemos cuerpos verdaderos para llegar al corazón (el de ellos y el nuestro), toquemos almas para llorar con ellas nuestro cúmulo de penas y para reír también, hasta que nos duela el estómago por todas nuestras alegrías y bendiciones.
Desde "Talento En" y un servidor, recibe un fuerte abrazo real.
Posts 2010: "OFF".
Los Medios Sociales este fin de año se sobrecargarán (como nunca antes en su corta historia) con mensajes SMS, tarjetas virtuales, links, videos, fotografías, perfiles nuevos, infografías (tan de moda últimamente), estatus diferentes y correrán emociones segundo a segundo. La mayor parte de ellas acompañadas de estados de ánimo alterados por el entorno y el momento, por el aquí y el ahora, sea simplemente una consecuencia del frío o bien del sentimiento natural de la Navidad y del Año Nuevo.
Sin embargo, habrá un porcentaje de personas (que no estimo pequeño y tal vez del que formamos parte tú y yo), quienes se deprimirán aún más al no recibir ese mensaje que esperaban, esa respuesta del ser amado, del grupo de amigos, la invitación al evento virtual, a la celebración en línea. Algunos se sentirán más alejados que nunca de su ecosistema social y la depresión (digital, en este caso) hará su aparición contundente.
Los síntomas comunes del estrés digital son: irritabilidad, ansiedad, decaimiento, tensiones musculares (sentirse cansado todo el día), problemas digestivos y una posible elevación de la presión, vista cansada hacia el monitor de la computadora y un ánimo por los suelos, alta frecuencia y tiempo en la red social favorita; todo ello provocado en buena medida por el cúmulo de expectativas no cubiertas generadas por la comunicación a través de las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (nTIC).
¿Qué hacer para que el impacto no tenga consecuencias tan severas? Un buen terapeuta digital, habría de sugerir cambiar el observador que se es hacia las redes sociales, hacia la telefonía celular, hacia las plataformas colaborativas Web 2.0; son simplemente herramientas y aplicaciones de nuestro entorno, pero no son las personas, ni nuestro auténtico círculo de familia-amigos, ni nuestra pequeña sociedad. Lo más sano resulte entonces alejarnos un poco de ellas, dejar que nuestra ansiedad por escribir un trino (tweet) o registrar una nota en mi muro o cambiar de perfil o revisar y contestar el mensaje nuevo en la Blackberry o el iPad se convierta en una acción para levantarse y visitar a los amigos, o llamar a casa de mis padres desde el teléfono fijo en casa u organizar un evento en mi departamento.
Mal hacemos cuando intentamos remediar la depresión digital al pasar más horas en la oficina, en los proyectos laborales, en las propias redes sociales independientemente cuál sea nuestro rol en ellas. Este remedio no es más que profundizar en el malestar. Aceptando primero nuestra necesidad, podemos tener más clara la forma de atenderla.
El amor necesita de un regazo para que se cultive día con día. A lo largo de más de 340 días (y contando) durante este año, hemos acudido vía un intermediario (medio) social a dicho regazo; es tiempo de hacer a un lado, aunque sea temporalmente mi identidad o presencia digital, para retomar la real, la única, la esencial, la original.
Toquemos cuerpos verdaderos para llegar al corazón (el de ellos y el nuestro), toquemos almas para llorar con ellas nuestro cúmulo de penas y para reír también, hasta que nos duela el estómago por todas nuestras alegrías y bendiciones.
Desde "Talento En" y un servidor, recibe un fuerte abrazo real.
Posts 2010: "OFF".